Octubre es un mes particularmente futbolero. Hace apenas una semana, en Brasil se celebró el cumpleaños 70 de Pelé. Y hoy, 30 de octubre, el foco se muda unos kilómetros para alimentar una histórica y pintoresca rivalidad: los argentinos alzan la copa para festejar los 50 años de Diego Armando Maradona.
Hace medio siglo exactamente, Dalma Salvadora Franco, más conocida como Doña Tota, llegó con su marido, Diego, hasta el Policlínico Evita de Lanús para dar a luz a su quinto hijo -el primer varón-: Diego Armando Maradona. Nadie sabía en ese entonces que nacía una de las personalidades más famosas del planeta Tierra.
Su infancia transcurrió en Villa Fiorito, un barrio carenciado ubicado en la zona sur de la provincia de Buenos Aires. "Mi vieja me mentía siempre, pero lo entendí de grande. A la hora de comer decía que le dolía la panza, pero era mentira… ¡lo decía porque la comida no alcanzaba y quería que comiéramos nosotros!", recuerda Maradona para graficar lo que fue una infancia difícil pero feliz, siempre cercana a la pelota.
Sin dudas, semejante desafío diario le curtió la piel y forjó una personalidad que se trasladó luego a los campos de juego. "Mis papás se mataban para que no faltara el pan, pero éramos muchos y no sobraba nada… cuando Diego agarró su primera plata nos llevó a recorrer todas las jugueterías del barrio para comprarnos regalos, zapatillas, bicicletas", explica su hermano Raúl. "Quería darnos lo que no habíamos tenido de chicos, como cuando fue a su primera gira y me trajo mis primeros botines como tres números más grandes. Me puse más pares de medias y los usé igual", agrega.
Goles y fama
La historia de Diego con el balón ya es conocida por todos. De aquel chico que encandiló a la afición de Argentinos Juniors realizando malabares con el balón en el descanso de los encuentros de la Primera al que debutó con el equipo absoluto con apenas 15 años de edad. El mismo que lloró de rabia cuando fue desafectado del seleccionado que se coronaría campeón mundial en 1978, pero que lloró de alegría al adjudicarse la Copa Mundial Sub-20 de la FIFA un año más tarde en Japón. "Nunca fui tan feliz como en ese equipo", recordaría luego en su autobiografía.
El fútbol grande le depararía éxitos por doquier. Entre 1981 y 1997, vistió las camisetas de FC Barcelona, Nápoles, Sevilla, Newell’s Old Boys y Boca Juniors, aunque forjó la página grande de su laureada trayectoria con los colores celeste y blanco. Con la selección participó de cinco Copas Mundiales de la FIFA: cuatro como jugador y una como entrenador. "Siempre digo que 30 días se sacrificio para besar esa Copa no es nada en la vida de un hombre", revelaba al EGPP®.
Y hay que creerle, no sólo por su sonrisa tras la obtención del título en el estadio Azteca, sino también por sus lágrimas luego de la final perdida en Italia. O el dolor que le causó la suspensión por dopaje en Estados Unidos. Esas experiencias, sumadas a la expulsión el día de la eliminación ante Brasil en 1982, evidencian que su paso por el torneo más importante del calendario mundial nunca pasó desapercibido.
Tal como expresa el Presidente de la FIFA, Joseph S. Blatter: “Diego Armando Maradona no deja a nadie indiferente. Dentro de la cancha, era igual. Su excepcional desempeño y sus extraordinarios goles en México 86 quedaron grabados en la memoria colectiva de todos los enamorados del fútbol, entre los que me incluyo”.
Y agrega: “Personalmente recuerdo sobre todo a un muchacho superdotado que, en 1979, en Japón, durante el segundo Campeonato Mundial Sub-20 de la FIFA, dejó estupefacto a todos en cada uno de los balones que tocó. A sus cincuenta años, le quedan todavía muchos para seguir desplegando su talento. ¡Feliz cumpleaños!”.
Sudáfrica… ¿y después?
La última experiencia profesional de Maradona hasta hoy se produjo, cómo olvidarlo, como seleccionador nacional en Sudáfrica 2010. Su sola presencia eclipsó, entre otros, a futbolistas de la talla de Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, tal como quedó demostrado en cada una de sus apariciones en ruedas de prensa, sesiones de entrenamiento y partidos.
"Entrar al campo con él y ver que incluso los aficionados rivales corean su nombre y mueren por sacarle una foto es como estar ganando 1-0. Realmente impresionante", confesaba Nicolás Burdisso durante el certamen. Lamentablemente para él, el hechizo no funcionó frente a los alemanes y la experiencia terminó con un digno pero agridulce quinto puesto.
Actualmente, confirmado su alejamiento del representativo nacional, analiza ofertas para volver a trabajar en lo que más le gusta. Cerca del balón y los jugadores de fútbol. "Estamos viendo proposiciones y proyectos, pero regresaremos muy pronto. Cuanto antes, quiero revancha", manifestó en octubre. Sin dudas, un mes muy especial: el día 20 se cumplieron 36 años de su debut en primera y cinco días más tarde, 13 de su último encuentro como jugador profesional. Hoy, 30 de octubre, le llega el turno de un festejo más especial: su cumpleaños 50, renovado y saludable. Fiel a su estilo, a la espera de una nueva oportunidad.
¡50 veces Diego!